Pasamos una segunda noche en el Sotetsu Fresa Inn Kanda Otemachi. Hoy nos centraremos en las zonas de Asakusa, Ueno/Ameyoko, y entrada la noche, visitaremos Akihabara.

Pero antes que nada, bajamos al restaurante del hotel a desayunar.

Desayuno: Sotetsu Fresa Inn Kanda Otemachi

El desayuno en el hotel es muy sencillo y tiene lo típico japonés: arroz al vapor, sopa de miso, fideos al estilo yakisoba, un poco de ensalada y una sección de cafetería para hacer cafés.

Posiblemente, fuera el desayuno más básico que encontramos en todo el viaje, pero fue aceptable.

Salimos del hotel en dirección a la estación de Kanda, muy cerca del hotel, para coger la Ginza Line hasta Asakusa, ya que nuestra primera parada va a ser el templo de Senso-ji.

Asakusa

Solamente salir de la estación, vemos una Tokyo muy diferente a la de ayer. Esta es una zona mucho menos densa, sin edificios altos y luminosos. En la salida, empieza la calle Nakamise, que es un centro comercial de comida y souvenirs. Nos recuerda a las típicas ferias de artesanía que montamos en las fiestas en España. Nos sorprende que, pese a que hay muchas paraditas de comida, hay muchos carteles indicando que no se puede comer en la calle.

Al final de la calle, ya llegamos al templo de Senso-ji. Este templo es el más antiguo de Tokyo y uno de los más importantes, fundado en el año 645. Es un lugar muy turístico de la ciudad, que acoge una de las ferias más importantes, la Sanja Matsuri. Los edificios más destacables del templo son Kaminarimon (la puerta del trueno, puerta principal del templo), Hōzōmon (la puerta del tesoro, la segunda puerta del templo), la sala principal, y la pagoda de cinco pisos. Además, podemos encontrar el Jokōro, donde puedes bañarte con el humo del incienso para purificarte, y el Omikuji, donde puedes hacer predicciones sobre tu futuro.

Leímos en varias guías que había que madrugar mucho para venir aquí. Nosotros vinimos a media mañana. Había turistas, pero tampoco era algo exagerado. De hecho, llegamos al a conclusión de que en la mayoría de casos, lo de tener que madrugar era un mito, por lo menos en la época que visitamos Japón.

Templo Senso-ji, con el Jokōro en el centro

El tiempo no es que nos esté acompañando, pero no llueve, así que tampoco nos podemos quejar.

Aprovechamos para ir al Omikuji y hacer nuestra predicción, haciendo una donación de 100 yenes. Por suerte, al sacar el papel, la predicción es buena y nos la podemos quedar. Hay que decir que si nos hubiese salido una mala predicción, deberíamos haberla dejado atada en el sitio, para desprendernos de ella.

Desde allí, vamos caminando unas calles hasta el río Sumida y damos un paseo por el parque que hay en la orilla. Desde allí podemos contemplar al otro lado del río el Asahi Beer Hall, edificio conocido por la escultura Flamme d’Or, que dicen que tiene forma de llama. No somos quién para cuestionar el arte, pero tiene más forma de mojón que otra cosa. También, vemos desde allí el Tokyo Skytree, la torre de telecomunicaciones más alta del mundo, que cuenta con varios miradores a 450 metros de altura. Está lejos y no vamos a ir, ya que hoy tenemos otras actividades pendientes, pero es una de las cosas que nos quedan pendientes para hacer si algún día volvemos.

El Tokyo Sky Tree a la izquierda, y el Asahi Beer Hall a la derecha

Volvemos por donde hemos venido al templo de Senso-ji, y en una de las calles comerciales nos paramos en Kagetsudo, un aparador donde hacen unos meronpan muy ricos. Son unos panecitos dulces con forma de melón, típicos de la confitería japonesa.

Seguimos unas calles más adelante hasta llegar a la calle Kappabashi. En esta calle es curioso ver la cantidad de tiendas y escaparates que hay destinadas a la cocina y la restauración. Se venden grandes cantidades de reproducciones de platos y alimentos japoneses de plástico, que son los que los restaurantes exponen en las entradas. Como he dicho, ver esta calle es algo curioso, pero no es ni mucho menos imprescindible, y no vendría aquí expresamente.

Nuestro siguiente destino es el parque Ueno. Podríamos ir andando desde donde estamos, ya que está cerca, pero para ahorrar un poco de energías preferimos hacer dos paradas con Ginza Line hasta la estación de Ueno.

Ueno

Salimos de la estación de metro y nos dirigimos al parque Ueno.

El parque Ueno es uno de los espacios verdes más visitados de la ciudad, donde hay varios edificios destacados, como el museo nacional de Tokyo, el museo nacional de la ciencia i el museo de arte occidental. También está el zoo de Ueno, que es el más antiguo de Japón, varios templos pequeños y el estanque de Shinobazu. Si te acercas en primavera, también puedes ver los cerezos en flor en diferentes zonas, pero no es nuestro caso, ya que estamos a principios de otoño.

Nosotros entramos por la entrada sur del parque, directamente al estanque de Shinobazu. Nos sorprende, ya que al ver el estanque en el mapa nos imaginábamos el típico estanque de parque con barquitas, pero en su mayor parte está formado por una gran plantación de flores de lotus, más altas que nosotros mismos. Más adelante, ya sí que hay una zona con agua y barquitas.

Estanque de Shinobazu

Seguimos caminando por el parque hasta el pequeño templo de Benten-do. Un templo budista del siglo XVII reconstruido, sobre la pequeña isla de Bentenjima donde se puede acceder por un puente.

Santuario Toshogu

Caminando un poquito más pasamos por el santuario Gojoten-Jinja, donde podemos atravesar por debajo de una fila de toris, y justo al lado el santuario Toshogu. Este último, es un santuario sintoísta que ha sobrevivido a terremotos, incendios y bombardeos, construido en 1627. Destaca por su decoración dorada y una puerta de bronze. Dentro de su recinto, también se encuentra una pagoda. Aunque nosotros no entramos dentro, se puede visitar por 1300 yenes.

Terminamos el parque Ueno visitando algunos de los puntos de interés más importantes que nos quedan, como la gran fuente o la estatua del gran Buda de Ueno, y salimos del parque hacia la calle Ameyoko.

La calle Ameyoko es un mercado al aire libre repleto de comida callejera donde aprovecharemos para comer, parando en diferentes paradas.

Comida: Calle Ameyoko

Gran cantidad de puestos de comida callejera a un precio muy barato. En nuestro caso paramos a comer a 3 paradas:

  • Minatoya: puesto de takoyakis. Aquí encontré mis takoyakis preferidos, aún mejor que los famosos takoyakis de Osaka. Te los hacen delante tuya. De hecho, en nuestro último día volvimos para repetir. Un pack de 4 takoyakis cuestan 300 yenes.
  • En el mismo restaurante, girando la esquina tienen una zona con cuatro mesas que sirven otro tipo de comida. En este caso nos pedimos un bol de arroz con salmón y atún que nos salió por unos 850 yenes. La verdad es que estaba buenísimo, sobre todo el atún, que tiene un sabor muy diferente al que podemos encontrar por aquí.
  • Niku no Ohyama: aquí nos pedimos un korokke, cada uno, una especie de croqueta cuya masa está hecha de patata. Cada korokke costó 100 yenes.

Total: 1350 yenes

Takoyakis
Bol de arroz con salmón y atún
Korokke

Desde aquí, nos iremos caminando durante unos 20 minutos hasta Akihabara ya que a las 15:00 tenemos reservada una experiencia de karting callejera. Como la actividad está en el otro lado de Akihabara y todavía no hemos visto Akihabara, hacemos la típica de ir por las calles de detrás, porque todavía no toca ver la calle principal.

Akihabara

Llegamos al Edificio Sasage (es un edificio de oficinas, nada turístico, no hace falta ir), donde empieza nuestra experiencia de karting callejero en Akihabara. Para hacer esta actividad, es imprescindible haber ido con antelación a la DGT y obtener el permiso de conducción internacional. En la actividad te lo piden antes de subir.

Durante el camino ha estado lloviendo un poco. Nos preocupa que la actividad se pueda suspender por la lluvia.

En la entrada nos espera un señor peculiar, con pintas de motero. No es que tenga nada en contra, pero es que hasta ahora, todos los japoneses que me he cruzado tenían el mismo look. Somos los primeros en llegar, y bajamos a un parking subterráneo del mismo edificio, donde están los karts. Allí también hay estanterías llenas de disfraces, que nos dan a elegir, para hacer el paseo en kart. En unos minutos, ya empieza a venir más gente y ya no somos los únicos. Como ha llovido, nos dan también unos chubasqueros que nos recomiendan llevar. Aunque tenemos la suerte de que al final no llueve.

Una vez todos disfrazados, nos ponemos en la línea de salida y comenzamos a conducir todos por las calles de Akihabara.

El paseo dura una hora y se recorre una larga distancia, yendo más allá del parque Ueno y volviendo. El monitor, en todo momento va dando indicaciones, ya que conducimos por calles donde hay tráfico real y tenemos que mantener el orden. En los semáforos, aprovecha para bajar de su kart y hacer fotos al grupo.

Aunque sea una actividad típica de la zona, es divertido ver como la gente (sobretodo los niños) te saludan sorprendidos.

Una vez terminada la actividad, aún nos queda todo Akihabara por delante, así que, ahora sí, nos vamos a la calle principal de Akihabara.

Aquí nos pasamos un buen rato ya que hay infinidad de cosas para hacer:

  • Sacamos algún que otro Gashapon. Es impresionante ver que hay locales solo dedicados a ello, con varias plantas repletas de estas maquinitas, con figuras para todos los gustos.
  • Nos pasamos por todas las plantas del TAITO Station y edificios similares a echar alguna partida a las máquinas DDR y a otros juegos, donde no tenemos nada que hacer para combatir las puntuaciones que dejan los japoneses.
  • Visitamos la infinidad de tiendas que hay en la calle sobre tecnología, comida, cosméticos, artículos de anime y de videojuegos (y ya empezamos a hacer algunas compras).
  • Merendamos un Taiyaki (típico dulce japonés con forma de pescado) en Taiyaki Kanda Daruma.

La verdad es que cada edificio tiene una media de 6 plantas, cada planta tiene artículos nuevos que no tenía la anterior, luego te vas al edificio de al lado y es un mundo completamente nuevo… Vamos, que da para echar la tarde entera.

Encima, está lloviendo, así que tenemos más excusa para aprovechar este día de tiendas.

Son las 19:30 y para cenar tenemos apuntado un pequeño restaurante por la zona de Akihabara en el que tenemos la advertencia de llegar muy pronto, ya que es pequeño y se llena muy rápido.

Ciertamente, llegamos al sitio y es un restaurante muy pequeño que está en un sótano. Cuando llegamos, hay unas 15 o 20 personas haciendo cola a lo largo de las escaleras que bajan. El restaurante es muy pequeño y la cola va muy lenta. Según esperamos, la cola se va alargando y la gente que va llegando se va acumulando al otro lado del paso de cebra (hay hasta marcas en la acera indicando dónde se tiene que esperar la gente). Despues de una hora de cola, aproximadamente, conseguimos entrar.

Cena: Gyukatsu Ichi Ni San

Especializado en tonkatsu (carne de ternera rebozada).

Es obligatorio pedir un menú por persona, por lo menos. Hay opciones de pedir un corte de 130g y uno de 260g. En nuestro caso pedimos uno de 130g cada uno, ya que venía acompañado con arroz, sopa de miso y algunos acompañamientos más. También venía una plancha de piedra, para podernos calentar la carne a nuestro gusto.

La espera para entrar fue larga, pero podemos poner este restaurante como uno de nuestro top 5 en todo el viaje, así que, valió la pena.

Precio: 1600 yenes por persona

Con el estómago lleno, nos vamos andando a la estación de Akihabara, y con la línea JR Yamanote, volvemos a Kanda, y a nuestro hotel.