Hoy nos volvemos a despertar en el Resi Stay The Kyoto. Desayunamos algo rápido en la habitación.
Desayuno: en la habitación
Volvemos a desayunar algunos snacks que compramos ayer en el konbini, y nos aseguramos que, por lo menos, esta vez el café no sea de lata.
Aunque nos queden tres noches más en este hotel, hoy tenemos que recoger, ya que es nuestra última noche en la habitación temática de la Hello Kitty. Lo hicimos así, porque estar cinco noches en esta habitación resultaba demasiado caro, y es bastante desaconsejable moverse por Kyoto con todas las maletas, ya que en los autobuses el espacio es muy limitado. Así que nuestra decisión fue quedarnos algunas noches más en el mismo aparthotel. Lo que hacemos, es dejar las maletas en la recepción, y a la vuelta, cuando ya tengamos nuestra habitación preparada, las volveremos a subir.
Hoy dedicamos todo el día a visitar Nara, así que lo primero que hacemos es ir caminando hasta la estación de Kyoto.
Desde allí, cogemos la Nara Line hasta la Nara Station. Es un trayecto de 1 hora y 10 minutos aproximadamente. Como alternativa se puede ir con las lineas Kintetsu, que tienen trenes más directos, pero nosotros usamos la Nara Line porque está incluida en nuestro JRPass.
Llegamos a la estación de Nara. No sé por qué, nos imaginábamos que Nara iba a ser un pueblo algo más pequeño, más o menos como Nikko, pero al salir de la estación nos encontramos que es la típica ciudad japonesa. No es una ciudad preciosa, para visitar, aparte del parque de Nara, pero un paseo por ella no está de más.
Saliendo de la estación, caminamos a través de la Sanjo dori, hasta llegar a la entrada del parque de Nara. Esta avenida es interesante, ya que tiene muchas tiendas y restaurantes.

Hoy el tiempo ha cambiado drásticamente, y hace mucho calor. Nos paramos en una de las tiendas a comprar un ventilador de mano, que es súper típico para los locales.
También, como hemos desayunado poco y pasamos por delante de Nakatanidou, aprovechamos para comprar unos de los famosos mochis artesanos recién hechos. Buenísimos, la verdad. Y, al igual que con el resto de comida que estamos probando por Japón, no se parecen ni por asomo a cualquier mochi que te puedas comer por España.
Nuestra primera parada es el tempo de Kofuku-ji, a la entrada del parque de Nara. Aquí, nos llevamos la decepción de que tanto el templo como la pagoda de cinco pisos están en restauración, y un andamio los cubre completamente, así que, otra vez será.
Seguimos en linea recta hasta adentrarnos en el parque por una de las calles principales. En este momento, el paisaje cambia de golpe, dando la sensación de que te encuentras en plena naturaleza. Empezamos a ver ciervos, muchos ciervos, muchísimos. Están por todos lados.
Estos ciervos están acostumbrados al contacto humano, así que no se asustan para nada, y se pasan el rato acosándote para que les des comida. Está prohibido darles de comer, excepto unas galletas especiales para ellos que se venden en diferentes paradas del parque por 200 yenes. Nuestro primer pecado es comprar uno de esos paquetes de galletas, ya que a partir de ese momento, estaremos envueltos de ciervos. Además, son unos ansiosos y a veces, hasta te muerden, para que les des de comer.
Una de las curiosidades es que para pedir la comida hacen como una especie de reverencia con la cabeza, que han aprendido a hacer con el paso del tiempo. Antiguamente estos ciervos se consideraban mensajeros divinos del dios Kasuga y eran venerados y protegidos. Con el tiempo, la estrecha convivencia con las personas hizo que desarrollaran este comportamiento.


Seguimos paseando por el parque, por los boscosos caminitos que hay cerca del templo de Kasuga. No nos alejamos mucho, ya que el día no nos va a dar para tanto, pero en otra ocasión sí que nos hubiese gustado seguir el camino hasta el Monte Kasuga.
Volviendo hacia el parque, damos una vuelta por la explanada principal, en la que hay un gran bullicio de niños con uniforme de diferentes escuelas, todos agrupados. Y nuestra última parada dentro del parque es el templo de Todai-ji.
Todai-ji es uno de los templos budistas más famosos de Japón. Se construyó en el siglo VIII y fue el centro del budismo estatal, y uno de los complejos religiosos más poderosos del país. El Daibutsuden (o el Gran Salón de Buda) es una de las estructuras de maderas más grandes del mundo y alberga una enorme estatua del Gran Buda.
Ya va siendo hora de comer, así que vamos a volver a la Sanjo dori a buscar un restaurante.
Comida: Kameya
Restaurante especializado en okonomiyaki cercano al parque de Nara. En las mesas se encuentra una pequeña plancha donde te puedes hacer tú mismo la comida que pides.
En nuestro caso pedimos un Mix Yakisoba (con gambas, carne de cerdo, un huevo frito y verduras), y un Beef Okonomiyaki (con carne de ternera).
He de decir que estaba todo muy bueno, pero que no supera al restaurante Sometaro, en el que hicimos un menú parecido, en Kamakura.
Precio total: 2.120 yenes (unos 12,50€ aproximadamente)
Después de comer, nos vamos a dar una vuelta por las calles cercanas. Nos recorremos toda la Sakura dori, una estrecha calle comercial con muchas tiendas locales. En esta calle aprovechamos para comprar algún souvenir, y también nos comemos unos dorayakis.
Por hoy ya hemos tenido suficiente, así que volvemos a la estación de Nara para volver en tren a Kyoto. La puntualidad en esta línea no es tan buena como lo que habíamos experimentado hasta ahora, y el tren se retrasa unos 15 minutos, pero después de eso logramos subirnos y volver a Kyoto.
Una vez llegamos al hotel, vemos nuestra nueva habitación. Esta habitación es mucho más pequeña que la de la Hello Kitty, y todo es normal, sin ninguna decoración especial. Nos da un poco de nostalgia, pero la verdad es que el aparthotel no está nada mal y no tenemos nada de lo que quejarnos.
Para cenar, hay un restaurante de ramen al lado del hotel que siempre tiene una cola muy larga de gente. Es raro, porque está en una calle residencial donde no suelen transitar los turistas, y la mayoría de gente que espera, son locales. Hace días que vemos que se forma esta cola por la noche, así que hoy vamos a probarlo.
Al llegar a la cola, hay cartelitos que van indicando aproximadamente el tiempo de espera desde donde te encuentras. En nuestro puesto, pone que hay una hora y media de espera. Y realmente parece ser así, porque la cola no avanza. Por suerte, vemos otro cartel que dice que el ramen también lo hacen para llevar y que no hace falta hacer la cola, y el hotel está justo al lado, así que nos lo vamos a comer en la habitación.
Cena: Ginjo Ramen Kubota (take out)
Compramos en la máquina dos Shoyu Ramen con huevo marinado, y entregamos el ticket a la barra, ya que de este modo nos podemos llevar la comida y no tenemos que hacer toda la cola que hay para comer en el restaurante.
Nos dan, a cada uno, un envase con el caldo del ramen y otro envase con los fideos, de este modo los podemos mezclar en la habitación y los fideos no se pasan. Al ver los fideos, se nota que son frescos y artesanos (muchos restaurantes de ramen en Japón se los hacen ellos mismos).
Una vez todo mezclado, nos lo comemos. Está muy bueno, pero tenemos el listón demasiado alto con nuestro ramen en Tokyo, así que este no lo supera. Igualmente, es un lugar muy recomendable y muy cercano al hotel, para volver en caso de necesidad.
Precio: 2.300 yenes (13,50€ aproximadamente)
Después de cenar, nos vamos a dormir, que mañana toca volver a la rutina de los shinkansens para ir a Himeji.