Comenzamos nuestra aventura el 20 de septiembre de 2025, con las maletas ya preparadas y listos para salir. Nuestro primer vuelo sale hacia Madrid a las 9:40 de la mañana, así que, para ir seguros y con tiempo, nos levantamos a las 5:30.

Es muy temprano y no hemos querido pedirle el favor a nadie de que nos lleve al aeropuerto, pero tampoco queremos pagar parking en el aeropuerto tantos días, así que optaremos por nuestra opción más barata de ir en coche hasta la estación de FGC de Sant Boi, donde hay un parking gratuito con mucho espacio, y allí tomar el bus L77 hasta la T1 del aeropuerto, a precio de bus urbano.

Llegamos al aeropuerto con tiempo y esperamos a que salga nuestro primer vuelo hacia Madrid. Durante la espera, vamos a mirar por curiosidad qué tasa de cambio tienen para cambiar nuestros euros a soles. No lo hagáis, nos ofrecieron una tasa de (1€ = s/.2,60), casi la mitad de su valor.

El vuelo es puntual y llegamos a las 11:10.

En Madrid, tenemos que ir de la T4 a la T4S. En nuestro caso hacemos una escala de unas 2 horas aproximadamente. Aún así, hay que tener en cuenta que son dos terminales separadas por un tren subterráneo, y que el tiempo en ir de una puerta a la otra puede ser de unos 30 minutos, teniendo en cuenta que también hay que pasar el control de pasaportes.

Llegamos a la T4S. Los vuelos hacia Sudamérica con Iberia están todos en el mismo sector de la terminal, y es un poco caótico, con la cantidad de gente que hay. Además, en nuestro vuelo han decidido que hay que pesar las maletas y que si pesan más de 10kg las tienen que bajar a la bodega. Mala suerte, porque en mi caso pesa 11kg y me la hacen bajar por una cinta.

El vuelo hacia Lima es de unas 11 horas aproximadamente. Se hace un poco largo, ya que para nosotros es de día y se nos hace complicado dormir durante el viaje. Por suerte, en estos vuelos largos hay pantalla para ver películas y distraerse.

Llegamos puntuales a Lima a las 18:00. Nos toca pasar el control de pasaportes, donde no hay nada de cola, y nos hacen un par de preguntas sencillas sobre donde nos vamos a alojar, y nos dan acceso al país. La entrada con el pasaporte y mostrando las tarjetas de embarque de los vuelos de vuelta es suficiente. No nos hacen rellenar la Tarjeta Andina de Migraciones (TAM). Al parecer, es algo que ya hacen de manera electrónica.

Nuestra maleta sale muy rápido por la cinta, y ya nos podemos ir a buscar a nuestro transfer hacia el hotel, que previamente habíamos contratado por Booking, indicando nuestro vuelo.

En este punto, todavía no tenemos SIM, así que nos tenemos que comunicar con nuestro conductor usando el wifi del aeropuerto, que según en qué zona estés, va un poco a pedales. Evitamos comprar la SIM.

Nuestro conductor no nos está esperando con un cartel con nuestro nombre, como nos habían indicado. Nos está esperando saliendo del aeropuerto y cruzando el paso de cebra, donde muchos taxistas esperan. Nos acabamos encontrando haciéndonos señas desde lejos.

Veníamos de Barcelona muy tranquilos en manga corta, pero en Lima está haciendo bastante fresco, con viento. Nos vamos a tener que poner una chaqueta.

El camino hacia nuestro hotel Estelar Apartamentos Bellavista dura unos 45 minutos. Durante el trayecto cruzamos Callao, comprobando que es una zona muy humilde, y seguimos el trayecto por la autopista que bordea la playa. Al ser sábado, se observa muchísimo ambiente, ya que por la zona de la playa hay varios escenarios donde hacen conciertos, y mucha gente que está accediendo a ellos. Coincide también que es el primer día de primavera, y se hacen fiestas para celebrarlo. Bueno, en general, vemos que en Perú cualquier día es excusa para celebrar algo.

Llegamos a nuestro hotel y hacemos el check in. La habitación está bastante bien ya que es espaciosa, con su propia cocina (aunque no la vayamos a usar). Es una zona muy céntrica, muy cerca del Parque Kennedy, con muchos restaurantes y discotecas por la zona. Al ser sábado, muchas personas se mueven por la zona.

Damos un pequeño paseo paseo por la zona. Las calles se ven tranquilas y seguras, llenas de gente local preparada para salir de fiesta en las discotecas cercanas. Nosotros no estamos hoy para fiestas, ya que venimos muy cansados del vuelo, así que volveremos a nuestro hotel, también sin cenar, ya que nos han dado mucha comida en el avión.

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