Hoy toca levantarse temprano, de nuevo. Nuestro vuelo hacia Puerto Maldonado sale a las 8:20, y no es un aeropuerto con muchas opciones. Vamos a pasar tres días cerca de la Reserva Nacional de Tambopata, en la Selva Amazónica de Perú. Realmente no vamos a ver el río Amazonas, ya que está demasiado lejos, pero sí que estaremos en el río Madre de Dios, que es uno de sus afluentes. Su cercanía a Cusco es uno de los motivos por los que elegimos este lugar.

Dejamos nuestro hotel de Cusco con mucha pena, ya que hemos pasado unos días geniales en esta ciudad.

El taxi nos recoge a las 6:00 y en 20 minutos estamos en el aeropuerto. El aeropuerto de Cusco no es muy grande, tiene un solo vestíbulo con algunas tiendas.

El vuelo sale a las 8:30, con unos minutos de retraso, y llegamos a Puerto Maldonado a las 9:10.

Si decíamos que el aeropuerto de Cusco es pequeño, el de Puerto Maldonado todavía lo es más. Sólo tiene dos plataformas para los aviones, a las cuales, se baja directamente a la pista y se va caminando hasta la terminal. La salida es muy pequeña. Tan pequeña que hay un empleado diciendo que si pasas de la primera puerta, ya no puedes volver a acceder al aeropuerto sin volver a pasar el control de seguridad.

Veníamos con jersey desde Cusco, pero aquí el calor aprieta, y en cuando tengamos ocasión nos empezaremos a quitar ropa.

Justo pasando la puerta, hay varios guías esperando a los turistas que llegan, con carteles. Encontramos a nuestra guía, que nos lleva a la furgoneta para iniciar nuestra excursión por la selva.

Nuestra excursión, organizada por Amazon Planet (Amazon Discovery 3d2n), consiste en pasar tres días en un ecolodge, en la orilla del río Madre de Dios, justo al lado la Reserva de Rescate Animal de Taricaya, donde podremos hacer una interesante visita para ver cómo reintroducen a distintos animales a su libertad, mientras disfrutamos de la Selva Amazónica. Recibe el nombre de «ecolodge», porque realmente se producen ellos mismos su propia electricidad mediante paneles solares, y si las baterías se agotan, hay que aguantarse. Creemos que va a ser toda una aventura.

La furgoneta nos para en uno de los mercados de Puerto Maldonado para que compremos todo lo que podamos necesitar para la selva (cantimploras, repelentes, crema solar…), ya que nos advierten que en el lodge hay sólo lo básico. Nosotros nos compramos unos sombreros para ir por la selva, que nos protegerán más que nuestras gorras.

La verdad es que Puerto Maldonado como tal, no es muy bonito de ver. Quizás tiene la Plaza de Armas y el Obelisco, y poco más. No es muy turístico. De hecho, hasta hace pocos años que no se pusieron de moda los lodges en el río, no recibían nada de turismo.

Por las calles de Puerto Maldonado

Pasamos el puente colgante de Puerto Maldonado y llegamos al municipio de El Triunfo. Allí accedemos a la oficina de Taricaya, también conocida como «casa de Sandra», porque realmente es su casa. Allí vamos a hacernos nuestras mochilas con lo que vayamos a necesitar estos días, y dejaremos nuestras maletas de cabina, ya que ocupan demasiado para subirlas a la lancha.

Junto a nosotros, en la casa, hay otra pareja esperando para ir al lodge, y algunos voluntarios que van a pasar unas semanas en el centro de rescate. Mientras esperamos a la lancha, aparecen los primeros monitos en el patio de la casa, buscando comida.

A las 11:30 llega nuestra lancha y accedemos directamente a ella, ya que la casa tiene salida directa al río a través de unas escaleras de madera.

Navegaremos durante una hora río abajo, hasta un lugar remoto en el que se encuentra nuestro lodge. Según nos vamos alejando, cada vez hay menos edificios cercanos al río, deja de haber carretera, y la cobertura de móvil se pierde. El único contacto con el exterior serán los walkie-talkies de los guías. Las vistas hacia la naturaleza empiezan a ser impresionante.

Durante la navegación, vemos en varias ocasiones algunas personas en las orillas, con unos artilugios extraños que bombean agua hacia fuera. Nos comentan que son mineros ilegales de oro, que filtran el oro de los sedimentos que trae el río y pueden llegar a sacar varios gramos cada día, a precio de dañar el ecosistema y contaminar el río. Eso nos deja claro que no es un lugar al que llegue la policía en el caso de que pase algo.

Justo pasando el centro de rescate, hay unas escaleras que nos llevarán a nuestro lodge. Al llegar, pasamos a un porche en el que nos dan agua fría con sabor a lima mientras nos dan una breve explicación sobre lo que nos vamos a encontrar. Nos entregan la llave de nuestro bungalow y vamos caminando hacia él sobre unas pasarelas de madera, después de que nos indiquen que a las 13:30 tenemos que volver allí a comer.

Nuestro bungalow es una preciosa casita de madera en la que las pareces llegan a media altura. El resto son mosquiteras. Está diseñado para tener una experiencia completa en el medio de la selva y estar en pleno contacto con la naturaleza. El bungalow tiene baño privado, aunque el agua es limitada y no se puede regular la temperatura. La electricidad proviene de paneles solares, por lo que tendremos que ahorrar energía.

Cuando se acerca la hora de comer, nos vamos hacia el lodge principal. Allí hay una mesa larga, pensada para que todos los huéspedes comamos juntos. Nos parece un momento muy interesante, porque en ese momento estamos compartiendo el lodge con otras 8 personas, además de los guías, y es un rato en el que se comparten experiencias. Hoy somos nosotros los novatos, los siguientes días unos se irán y otros vendrán. Tendremos la oportunidad de hacer amigos.

Arroz chaufa

Comida

Pensábamos que al ser un lugar tan alejado de la civilización la comida sería muy básica, pero la verdad es que nos sorprende muchísimo, y para bien.

Para empezar nos ponen una ensalada de tomate con queso fresco, y de segundo arroz chaufa. De postre un yogur de fresa, mezclado con algunas frutas.

Los ingredientes son muy frescos, y algunos de ellos los cultivan en el propio lodge. También podríamos poner un diez a los cocineros que preparan la comida, ya que podría ser uno de los mejores sitios en los que hemos comido de todo el viaje.

Ahora que ya nos hemos conocido todos, nuestro guía Alejandro nos convoca a las 15:30, para hacer una caminata por la selva.

Comenzamos viendo los árboles que hay por la zona del lodge, muchos de ellos frutales. Podemos ver y degustar limas, aguacates, platanos, y otras frutas que no habíamos visto en la vida. Cuidado, porque algunas de ellas traen gusanos de sorpresa.

A través de un caminito nos adentramos a la selva, donde Alejandro nos mostrará la diversidad de árboles que hay por la zona, algunos de ellos, de muy gran tamaño. También vemos alguna tarántula, y justo cuando íbamos a terminar, un grupo de decenas de monos capuchinos y monos ardilla empiezan a saltar de árbol en árbol para buscar sitio para dormir. El guía nos indica que tenemos mucha suerte, ya que hacía semanas que no aparecían los monos por la zona.

Una tarántula

Al llegar de nuevo al lodge, conocemos también por casualidad a Eli, una tapir que es un icono del centro, al ser uno de los animales rescatados y puestos en libertad. Esta tapir disfrutó durante mucho tiempo del contacto humano en el centro de rescate, y ahora no quiere irse, así que, de un modo muy simpático, suele aparecer aleatoriamente. Aún así, nos explican que cada vez aparece menos a menudo, ya que sospechan que ha encontrado a un macho y ya no tiene tanto interés en volver.

Se hace de noche, y sobre las 18:30 haremos otro paseo por la selva, pero esta vez a oscuras y con linternas. Por la noche vemos toda especie de bichos: desde luciérnagas que van lanzando destellos por todas partes, hasta diferentes clases de arañas. También vemos algún escorpión.

En un momento nos quedamos en silencio y escuchamos a los monos, como están durmiendo en las copas de los árboles, sobre nosotros.

A las 19:30 es la hora de cenar, así que nos volvemos a juntar todos en el lodge.

Cena

Siguiendo al mismo nivel que en el mediodía, la cena también está increíble.

Comenzamos con una crema de calabaza, y seguimos con un guiso de pescado con verduras. Todo cocinado allí.

La dieta del lodge es principalmente vegetariana, aunque también usan pollo y pescado.

Después de cenar, nos movemos a la pequeña salita de estar, junto con las otras parejas para charlar y compartir un buen rato. Hasta las 22:00, que cierran el lodge y nos envían a cada uno a nuestro bungalow a dormir.

Vamos a ver cómo podemos dormir esta noche, en el medio de la selva.

Mapa resumen