Hace tiempo que tenemos Alsacia como uno de nuestros próximos destinos. Cada año por Navidad vemos fotos en las redes sociales de los pueblos pintorescos y los mercados navideños que se suelen montar por la zona.
En enero del año pasado visitamos el pueblo de Le Barcarés, en el sur de Francia, que también tiene una de la exposición navideña, pero salimos de allí con el gusanillo de que queríamos más.
Habíamos mirado anteriormente precios para ir a Alsacia, pero cuando lo hacíamos ya era tarde y los precios de los hoteles estaban disparados, o no quedaban plazas en los vuelos.
Estamos en mayo de 2022, y todavía queda mucho para el cumpleaños de Lorena (en septiembre). Aún así, creo que va siendo momento de ir contemplando Alsacia como una opción de regalo. Y efectivamente, en mayo los precios están mucho más bajos, así que no lo dudo. Compro un par de tickets de vuelo, reservo un hotel y alquilo un coche. Este año Lorena se va a llevar un regalazo.
Además, este año voy a cambiar un poco. No le voy a entregar el regalo en un sobre. Aprovechando mis talentos de informático, lo voy a hacer de un modo muy original, y voy a crear un pequeño videojuego en cuyo final, ella sabrá cuál es el destino del viaje.
Llega el día del cumpleaños, y junto con la familia, ponemos el videojuego en la tele. En una de las pantallas del videojuego aparece un avión volando, donde se supone que en el final ella va a saber dónde aterrizaremos. La escena es expresamente larga para crear momentos de tensión. Al aterrizar, el personaje aparece en un aeropuerto llamado EuroAirport, y eso le da pocas pistas. Finalmente, el último nivel es conducir un coche por una autopista, hasta que aparece un desvío a Colmar, y allí su final: una foto del mercado navideño. En ese momento, Lorena salta de alegría. No se lo imaginaba para nada.
Y por si no fuese suficiente, Lorena llevaba tiempo dándose por vencida con el tema de poder casarnos, ya que recientemente habíamos estado en París y no di ningún anillo. Este viaje era el momento, tenía que conseguir un anillo de compromiso. Una semana antes, me dirigí a la joyería a comprar uno, sin tener ni idea de cómo ni dónde se lo iba a entregar. Me lancé a la aventura.