Cuarto día despertándonos en el Sotetsu Fresa Inn Kanda Otemachi. Hoy será el primer día que salgamos de Tokyo, haciendo nuestra excursión a Nikko. Leemos en algunas guías que hay que madrugar muchísimo para estar allí a primera hora y no encontrar aglomeración de gente, pero la verdad es que no lo vemos necesario, y nos levantamos a las 7:30.
Antes de salir, bajamos a desayunar al restaurante del hotel.
Desayuno: Sotetsu Fresa Inn Kanda Otemachi
El desayuno en el hotel es muy sencillo y tiene lo típico japonés: arroz al vapor, sopa de miso, fideos al estilo yakisoba, un poco de ensalada y una sección de cafetería para hacer cafés.
Posiblemente, fuera el desayuno más básico que encontramos en todo el viaje, pero fue aceptable.
Hoy tomaremos nuestro primer shinkansen, así que vamos caminando hasta la estación de Tokyo a unos 15 minutos del hotel, cruzando la zona de Otemachi.
Nuestro primer Shinkansen
Ayer comentábamos lo grande que nos pareció la estación en el momento que nos acercamos a activar nuestro Japan Rail Pass. Hoy veremos cómo es realmente por dentro.
Hay varias maneras de llegar hasta Nikko en tren, pero teniendo nuestro Japan Rail Pass, está claro que nuestra mejor opción es ir hasta Utsonomiya con el Tohoku Shinkansen, y luego allí hacer transbordo a la Nikko Line (tren local), para ir hasta Nikko.
Inicialmente, parece fácil, ya que una vez entramos a la estación con nuestro ticket, sólo hay que seguir las señales del Tohoku Shinkansen, en las que aparece el icono de un tren bala de color verde. Además, vemos que la información en las pantallas es muy clara, indicando en qué anden podemos ir para tomar estos trenes.
En el momento que activamos nuestro JR Pass, nos comentaron que los shinkansen tienen varios coches con asientos no reservados, así que tiramos de nuestra confianza y nos fuimos directos al andén que tocaba.
Desde el andén, vemos que en todos los shinkansen que van pasando, aparece la observación de «Only reserved seats», y ya la hemos liado, porque nosotros no tenemos asiento reservado, ni tenemos idea de cómo reservarlo.
Volvemos a bajar a las oficinas de la estación, y pedimos que nos reserven un asiento. Ya está, todo solucionado, tenemos un ticket de asiento que tendremos que conservar a lo largo del viaje junto con el JR Pass, aunque nos ha tocado en asientos separados. Para futuros días, descubriremos que hacer esto con las máquinas es facilísimo, sólo que tienes que saber qué máquinas son, exactamente, y en este caso era nuestro primerito día.
Ahora ya sabemos a qué andén tenemos que ir, y también sabemos exactamente en qué zona del andén nos tenemos que colocar. Esperamos al shinkansen, y este llega súper puntual.

Por fin, a las 9:30, nos estrenamos con el tren bala, en un viaje de 1 hora y 20 minutos hasta Utsonomiya. Si el metro ya era silencioso, en el shinkansen, aunque esté casi completo, parece que vayamos solos. El viaje es agradable, pasando por varias ciudades de Japón que ya nos recuerdan a cualquier anime. Literalmente, pasamos por Saitama, donde se encuentra el barrio de Kasukabe de Shin Chan.
Una vez en Utsonomiya, nos encontramos en una estación más pequeña, donde la Nikko Line está muy bien indicada. Nos toca esperar un rato, ya que el tren de Nikko pasa cada 50 minutos aproximadamente. El tiempo de viaje hasta Nikko, con este tren local dura también unos 50 minutos.
Ya estamos en la estación de Nikko. Esta estación es muy pequeña y solo tiene una entrada y una salida. Sin pérdida.
Nikko
El templo de Tosho-gu está a 2km. A la ida preferimos tomar el bus desde la estación, ya que el camino es todo de subida, y el precio son unos 320 yenes. Está muy bien indicado, ya que solo salir de la estación encuentras el cartel de la parada 1B, que te lleva hasta el recinto.
La mayoría de gente baja a la parada del puente Shinkyo, nosotros a la siguiente, ya que estamos directamente en el templo y tenemos previsto ver el puente de bajada. En realidad, hacer una parada menos, creo recordar que eran 200 yenes, y la nuestra está a pocos metros después de una subida. Da igual, nos ahorramos caminar un rato ahora, ya nos tocará hacer la subida luego.
Bajando del bus, sobre las 11:30, y caminando unos metros, entramos en el templo de Tosho-gu. Se trata de un templo encantador en medio de un bosque majestuoso de cedros, y destaca por su arquitectura combinando elementos budistas y sintoístas, con una ornamentación muy colorida. Se construyo en el siglo XVII, e incluye varios edificios y puntos de interés que visitaremos.
El precio de la entrada son 1300 yenes (450 para estudiantes).
Dentro del templo hay algunos turistas, pero sobre todo muchos niños que están de excursión viniendo de colegios locales.
La primera estructura que vemos es la puerta Omotemon, que es una de las entradas principales al santuario. Su nombre significa literalmente «puerta principal delantera». Destacan los colores vivos y los detalles dorados que reflejan el estilo característico del templo. A los lados podemos observar las estatuas de nio, que protegen el santuario de fuerzas malignas. Esta puerta marca un punto simbólico entre el mundo humano y el mundo sagrado.
Justo cruzando la puerta encontramos el Shinkyuusha, un pequeño edificio que antiguamente alojaba a los caballos sagrados del templo. Destaca porque en él se encuentra el relieve de los tres micos sabios, cuya postura simbólica es «no ver el mal, no escuchar el mal, no decir el mal».

Subiendo las escaleras encontramos la majestuosa y dorada puerta de Yōmeimon, decorada con más de 500 tallas de madera incluyendo animales míticos, criaturas chinas y escenas de la vida cotidiana. También se la conoce como «puerta que nunca te cansas de mirar». Y seguidamente también encontramos la puerta de Karamon, desde la que se puede acceder a los salones del santuario. Para visitar estos salones, nos tenemos que quitar los zapatos.
Antes de salir por la puerta lateral (puerta Sakashitamon), vemos la famosa talla de Nemuri-neko, que representa un gato durmiendo y simboliza la paz y la armonía. La veremos fácilmente, ya que justo en la puerta hay un cartel que pone «Sleeping cat, look up».

Pasando esta puerta, habrá que subir un montón de escaleras de piedra hasta llegar al mausoleo de Tokugawa leyasu, conocido como el Okusha. El paseo hasta este mausoleo simboliza un paso hacia un espacio espiritual más elevado e íntimo.
Descendemos del templo deshaciendo todo el camino, y volvemos a la entrada.
Saliendo desde el templo, visitamos desde el exterior el templo de Rin’nōji, que es un importante complejo budista fundado el siglo VII. Se conoce por su arquitectura sencilla y elegante y dentro alberga tres estatuas doradas de buda que representan las montañas sagradas de la zona: Amida, Senju Kannon y Bato Kannon.
También visitamos los jardines Shōyō-en, que contienen estanques, puentes y caminos de piedra.
Seguidamente, bajamos hasta el puente Shinkyō, que se situa a la entrada del complejo del santuario. Este puente fue construido en el siglo XVII y atraviesa el río Daiya. Tiene una estructura de madera pintada de color rojo y es considerado uno de los tres puentes más bellos y sagrados de Japón y está declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
El precio para cruzarlo es de 300 yenes, pero, sinceramente, creemos que no vale la pena, ya que el pago sólo sirve para hacerte una foto cruzándolo porque la salida por el otro lado está cerrada.

Va siendo hora de ir a comer. Teníamos varios restaurantes apuntados para ir en Nikko, pero realmente, bajando hacia el puente, hemos visto un lugar para comer wagyu que nos ha llamado la atención.
Comida: Myōgetsubō
Este restaurante ofrece varios cortes de carne al grill. Hay platos de carne de diferentes precios desde 2000 yenes hasta 10000 yenes. Hoy, decidimos tirar la casa por la ventana y probar la carne de wagyu, así que, recomendados por el personal del restaurante, pedimos dos platos en la carta que están marcados como Tochigi Beef Steak (carne de wagyu de la prefectura donde nos encontramos). En concreto, pedimos un Sirloin Steak (solomillo, parte superior del lomo) de 200g y un Tenderloin Steak (solomillo, lomo fino) de 130g. El segundo, nos lo recomiendan porque es más tierno que el primero. Lo pedimos con la opción de A Course, que también nos incluye a cada uno una sopa, una ensalada, pan, café y postre.
La verdad es que hemos acertado de pleno, la carne está súper tierna y se deshace en la boca. Creemos que hemos hecho muy bien en venir a comer wagyu aquí, ya que en otras zonas turísticas te cobran el mismo precio por cortes de carne que no pertenecen al solomillo.
El servicio también es destacable, ya que, nos tratan con mucha educación y finura.
Ponemos este restaurante, también, en nuestro top 5 del viaje. El precio, eso sí, ya pica un poco más. Es el restaurante más caro de nuestro viaje.
Precio en total: 20900 yenes (aproximadamente 120€)
Habiendo comido, todavía tenemos tiempo antes de volver a Tokyo, así que, desde el puente Shinkyō, empezamos a caminar río Daiya arriba.
El paseo es muy agradable, ya que cruzamos una pequeña zona residencial con las casitas típicas de Japón para llegar a un puente que pasa sobre el río, y luego entrar en un trocito pequeño de bosque que nos lleva hasta el Abismo de Kanmangafuchi.
Se trata de un desfiladero natural formado por antiguos flujos de lava del monte Nantai. Le caracterizan las 70 estatuas de Jizo (el protector de los niños y de los viajeros), que van vestidos con gorritos y con pañuelos de color rojo.
Vale la pena acercarse aquí, ya que se aleja de la zona más turística. De hecho, en todo el camino nos cruzamos con solo dos personas más.
Nos hubiese gustado seguir por el camino, ya que más adelante hay más templos y más lugares bonitos por ver, pero se nos hace un poco tarde y deberíamos ir volviendo a la estación. Además, vemos la alerta de presencia de osos por la zona, y como no vamos preparados, preferimos no ponernos en peligro.



Aprovechando que estamos en modo caminar, ya no vamos a coger el bus para volver a la estación de tren, y vamos a hacer los 2 km de bajada por la calle principal de Nikko a pie, así tenemos la oportunidad de ver cómo es la ciudad y nos paramos a contemplar varias de las tiendas de dulces y recuerdos por las que pasamos.
La batallita de la vuelta a Tokyo
Cuando llegamos a la estación de JR Nikko son aproximadamente las 17:00 de la tarde. En la ventanita de la taquilla hay un cartel colgado que dice que todos los asientos para los shinkansens de Utsonomiya a Tokyo ya están reservados. Nos empieza a dar el miedo, ya que estamos a 150 km de Tokyo.
Le preguntamos al señor de la ventanilla y no nos da ninguna explicación, simplemente nos dice que no hay asientos, y que es lo que hay, no nos da otro tipo de información y nos dice que no sabe qué podemos hacer. Además, tenemos mala suerte con el tren local hacia Utsonomiya, ya que se nos acaba de escapar y al siguiente le quedan 50 minutos.
Durante este rato, nos ponemos a estudiar nuestras alternativas, y vemos que hay también trenes locales hacia Tokyo, sin que haga falta reservar asiento, combinando varias líneas de JR. El único inconveniente es que el viaje de vuelta duraría unas 3 horas y media.
Cuando llegamos a Utsonomiya, nos encontramos el mismo cartel en la estación de shinkansen, aunque preguntamos, por si un caso, a ver si tenemos una solución. Nos indican que los asientos que están llenos son los del tren actual, pero que si esperamos 20 minutos más, los siguientes trenes ya tienen asientos disponibles.
No terminamos de entender esta manera de alarmar, ya que, acostumbrados a la Renfe, esperar 20 minutos a tener un asiento nos parece ridículo. Pero bueno, al final todo termina bien, y podemos volver en shinkansen a Tokyo.
De vuelta a Tokyo
Llegamos a Tokyo a las 19:30, y ya que estamos dentro de la estación, aprovechamos para ver la gran cantidad de tiendas interesantes que hay, poniendo especial atención a la tienda de Doraemon, la de Shin Chan, la de One Piece y la Pokémon Store. También visitamos en Kirby Cafe, pero a esta hora ya no queda nada para comprar.
Volvemos caminando al hotel, parando antes a un konbini para comprar algo sencillo para cenar.
Cena: 7-Eleven
En Japón, son muy famosos los konbinis (tiendas de conveniencia). Podemos encontrar 7-Eleven, Lawson y FamilyMart, y cada uno de ellos tiene diferentes productos. En todos ellos, hay comida preparada, que te la puedes calentar en el hotel o en la misma tienda.